martes, 21 de diciembre de 2010

bocota

- Mamá mamá, en la escuela me dicen que tengo una bocota.
- No les hagas caso y traeme la pala para darte de comer

lunes, 6 de diciembre de 2010

Truco para no pagar en un restaurante

Un sevillano le dice a su amigo catalán:
- ¡Quillo, tengo un truco pa comer gratis!
- Molt bé, cuéntame como lo haces.
- Voy al restaurante, bastante tarde, pido un entrante, plato principal, quesos, postre y me tomo todo mi tiempo para tomarme un café, un coñac y un buen puro y espero a que cierren. Como ni me muevo, cuando ya levantan todas las mesas, dan vuelta las sillas sobre las mesas para barrer, viene el mozo a preguntarme si le puedo ir pagando porque ya se van, entonces le respondo: “Pero si ya le pagué a su colega que se fue antes”. Es así de simple.
El catalán entonces le dice:
- ¡Osti tu! ¡Que pasada!, ¿probamos juntos mañana?
- Enga.
La noche siguiente los dos van al restaurant: entrada, plato principal, quesos, postre, café, copa, puro, etc. Llega el momento de cerrar, se acerca el mozo, les pregunta si les puede cobrar y el sevillano le dice:
- Niño ¿pero que dices?, si ya le hemos pagao a tu colega.
Y el catalán agrega:
- Estamos desde hace rato esperando el cambio.

sábado, 4 de diciembre de 2010

dos gallos en un gallinero

Este era un gallinero en el que vivían muy felices veinticinco gallinas y un gallo, pero como el gallo ya tenía unos cuantos años, el granjero decidió cambiarlo por otro más joven, por lo que un día se abrió la puerta del gallinero, y entró un gallo joven y bien plantado.
Rápidamente las gallinas se arreglaron el plumaje, y empezaron a contonearse delante del gallo joven. El gallo viejo, arrastrando sus espolones retorcidos, y con alguna que otra calva en su plumaje, se le acercó y le dijo así:
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero… supongo que siendo como eres joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero… ¿no?
- Naturalmente abuelo – contesto el gallo joven – ¿Algún problema?
- No, claro – dijo el gallo viejo – sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una salida airosa.
- ¿Qué propones? – preguntó el jovencito.
- Pues mira… yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Eso está hecho – dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema – dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones, cuando de repente se oyó un tremendo estampido, y el gallo
jovencito quedó en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.

- ¡¡Carajo!! – dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos. Es el tercer gallo maricón que me venden esta semana!

viernes, 3 de diciembre de 2010

inspección de sanidad

Esto era un inspector de sanidad que va a una granja de cerdos, y le pregunta al dueño:
- ¿Qué le da usted de comer a sus cerdos?
Y el dueño contesta:
- Las sobras de la comida.
- Pues le pongo una multa de 3.000 euros por tener mal alimentados a sus cerdos.
Al cabo de dos meses el inspector vuelve a venir, y le pregunta al dueño:
- ¿Qué le da usted de comer a sus cerdos?
Y el dueño contesta:
- De primero un plato de paella, de segundo un entrecot a la pimienta, y de postre un flan.
- Pues le pongo una multa de 5.000 euros porque no es justo que haya niños que se estén muriendo de hambre y que sus cerdos estén mejor alimentados.
El dueño se quedó mosqueado. Al cabo de tres meses el inspector vuelve a venir, y le pregunta al dueño:
- ¿Qué le da usted de comer a sus cerdos?
Y el dueño responde:
- Nada, les doy tres euros y que se compren lo que les salga de los huevos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Carabelas aproximándose

- Almirante, quince carabelas aproximándose.
- ¿Una flota?
- No, flotan todas.

champú

Es un hombre que entra en una perfumería, se dirige al mostrador y le dice a la señorita que atiende:
- Oiga, querría un champú
Amablemente la señorita le pregunta:
- Para que lo querría señor, ¿para cabellos secos o para cabellos grasos?
A lo que el señor responde:
- ¿No lo tendría para cabellos sucios?